Fue el arquitecto Mies van der
Rohe quien acuñó el término “Less is more”, al que yo he dado la vuelta –con inocente
perversidad- para comentar el resultado de las elecciones catalanas.
Artur Mas, afligido tras el recuento de votos. |
Cierto, desde ayer Mas es
menos. Y yo me alegro infinito. Si ya sospecho de todos los que se envuelven en
la bandera o recurren a la patria, tengo un rechazo visceral a quienes aspiran
a ser caudillos en lugar de gobernantes. Artur Mas afirmó que ni los tribunales
ni la Constitución
podrían parar el proceso soberanista de Cataluña. No ha hecho falta: semejante bravuconería
–antidemocrática además- la ha cortado en seco el propio pueblo catalán, a
quien tanto recurre.
Pero, ¿qué se puede esperar de
un gobernante, que lo es gracias a unas leyes que él mismo desprecia y pretende
incumplir? En fin, un baño de sentido común que no le vendrá mal. Un viaje de vértigo
para pasar de la ensoñación a la pesadilla, de la Diada a la riada… de votos
perdidos.
No hace mucho, Alvarez Cascos protagonizó
algo parecido en Asturias. Una embriaguez de vanidad que acabó dejándole en la
oposición. No aprenden.
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