Cuando queremos acallar a la opinión pública
elaboramos una ley; cuando queremos que funcione lo que no funciona, ídem de ídem…
Es como si careciéramos de legislación suficiente, cuando lo que tenemos es
legislación de sobra. Tomen nota: en España existen más de 100.000 leyes. ¿No
sería más juicioso trabajar para que se cumplan las leyes vigentes en vez de
emplear el tiempo en crear nuevas?
Pues no: se legisla en caliente como si la ley
fuera el remedio inmediato. Luego vienen las disposiciones, las normas, los
reglamentos… No le faltaba razón a Juan Rosell, el Presidente de la CEOE , cuando afirmaba que
nuestro país es un galimatías legal. Lo que decía el viejo refrán: Malos reyes,
muchas leyes.
Ahora, con el caso Bárcenas, el Gobierno del
PP quiere proponer a los demás partidos un pacto contra la corrupción, pacto
que seguro que acabará en una nueva ley. Y sin embargo, los principales partidos políticos no deberían
esforzarse demasiado en promulgar leyes contra la corrupción- que la tienen instalada
dentro-, bastaría con que extendieran entre sus miembros el sentido de la decencia.
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