El recordado Juan Mari Bandrés |
Ahora se cumplen 30 años de la
formación del primer gobierno socialista de la democracia. Las elecciones del
28 de octubre de 1982 le dieron la mayoría absoluta con 202 escaños, lo que
permitió que gobernara la izquierda por primera vez desde 1936. La derecha
pasaba a los bancos de la oposición en el Congreso de los Diputados e iniciaba
una larga marcha por el desierto hasta que volvió a ocupar el gobierno en mayo
de 1996.
Los socialistas se iniciaron en
el marketing político con la promesa de la creación de 800.000 puestos de
trabajo, promesa que no pudieron cumplir, y con un rocambolesco sí a la OTAN tras una campaña que
proponía "De entrada, no". Pero quizás lo que más esperanza caló en
el alma de los ciudadanos fue el espíritu que se desprendía del joven
socialismo, y que una frase de Alfonso Guerra resumió con su habitual gracejo:
"A España no la va a reconocer ni la madre que la parió". Pero, ¡ay!
Tanto tiempo después y la seguimos reconociendo, Alfonso. Y no solo en lo
mejor.
Por aquel entonces, el Partido
Comunista de Euskadi y EIA habíamos convergido en Euskadiko Ezkerra, y nos
presentábamos al Congreso con la candidatura encabezada por Juan Mari Bandrés,
que obtuvo acta de diputado.
Bandrés ha sido el responsable político que más he
respetado. Ahora, a poco más un año de su fallecimiento, es imposible olvidar su hombría de bien, su
generosidad y su insobornable honestidad. No hemos vuelto a tener un
representante de su calidad humana ni de su talla política.
Así que pasen 30 años es el
título de una canción de Miguel Ríos, tomado a su vez de la obra de Federico
García Lorca "Así que pasen cinco años". En una de las estrofas, el
cantante granadino advierte de que "tendré que seguir aprendiendo a ser
feliz". En eso seguimos 30 años después.
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