Quiero ver de nuevo el rojo amanecer
Sobresaltarme por el violento sonido de los coches
Oir los gritos nerviosos de una madre a su niño
que se cuelan
por la ventana entornada.
El timbre de una habitación contigua
El taconeo apresurado de una enfermera
El claxon de un autobús que suena con estruendo
El ruido líquido de una cañería...
Que el día ¡por Dios! se ponga en marcha
y me saque de este silencio agotador
Que me rescate
de tantas horas en vela
Que me envuelva en el ruido cotidiano, sí
Para que pueda aturdir en él
mi falta de esperanza.
Javier,muchísimas gracias por esta poesía, tanto por la forma como por el contenido.Como enferma me ha impactado, al verme, a veces, reflejada en ella.
ResponderEliminarEres un auténtico poeta.
Maitasunez, Isabel