Maratón donostiarra |
En un maratón calculan un consumo de unas 3.000 calorías, y en
la Quebrantahuesos la cifra asciende a unas 3.500. Naturalmente estas cifras
son meramente orientativas, pues están muy condicionadas por el peso, el ritmo,
el entrenamiento, etc. Hay que tener en cuenta, además, que el maratoniano repone en la carrera una
cantidad muy limitada de líquidos, mientras que el ciclista se mete una
apreciable cantidad de alimento sólido y líquido (sobre todo, algunos. Yo he
visto a cicloturistas meterse una cazuela de albóndigas!)
Quebrantahuesos. Subiendo Somport |
¿Qué prueba es más dura? Yo, que he participado en ambas
pruebas –a ritmos de atleta popular (2h. 59m.) y cicloturista (7h. 15m.)- diré
que es más duro el maratón. Mientras que la bici tiene muchos
momentos de recuperación –las bajadas, los kilómetros que vas metido en un
grupo, las paradas…- el maratón solo te permite descansar en la meta. Y el muro
del maratón, ese mazazo que puede aparecer después de 30 ó 35 kilómetros, es más
imprevisible que la “pájara” ciclista. Muscularmente el maratón te deja
muchísimo más tocado que la bici, donde lo que se produce es un cansancio muy
repartido acompañado de una cierta flojera.
En ambas pruebas, como en toda competición, hay dos factores
comunes y subjetivos: la capacidad de sufrimiento y la ambición. Sobre la primera, yo he
visto en una Behobia a Luis Yerga, excelente fondista guipuzcoano, caerse
extenuado –no detenerse, caerse- frente al Victoria Eugenia, levantarse y a
duras penas terminar la prueba. Sobre la segunda, la ambición, una anécdota que
cuentan de Eddy Merckx: en una Vuelta, en Asturias, sprintó para ganar lo que
pensaba que era una meta volante… y era una pancarta del entonces ilegal
Partido Comunista.