Un artículo de opinión de Iñaki Galdos en el DV –seguido por una breve trifulca entre ex-compañeros de partido-
ha servido para enterarnos de que un parlamentario de Amaiur en Madrid es
miembro numerario del Opus Dei.
Tenía para mí que esto del Opus era como una sociedad casi secreta,
y también poderosa, sí, y también conservadora, claro. Una suerte de logia
masónica, vaya. Y me ha cogido de sorpresa –¡a mis años!-. Porque de imaginarme
a alguien del Opus Dei habría pensado en un hombre mayor, contenido, adinerado
y muy de derechas, con el escapulario bajo la camisa de seda y, quizás, el
cilicio colgado en una percha del armario junto a las corbatas de seda. Nunca
en un dirigente de la izquierda abertzale. Ya ven mi error.
El fundador del Opus Dei fue José María Escrivá de Balaguer –hoy
Sanjosemaría (sic)- un sacerdote de aspecto líquido que, sin embargo, debía encandilar
a sus seguidores. Decía cosas tan chirenes como: “Sé recio. Sé viril. Sé
hombre. Y después… sé angel”. Y como a tantos otros colegas suyos, le encantaba
dar consejos sobre el noviazgo y el matrimonio. Hmmmm… Esa fijación.
¡Ay, las apariencias!
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