Yo defiendo la
sanidad y la educación públicas, claro. Y que el coste sea sufragado mediante una
política fiscal progresista que redistribuya la riqueza. Perfecto.
Pero no defiendo que
la persona de información de un hospital, el enfermero, el celador o la médico
tengan que ser necesariamente funcionarios. En realidad, siempre que me
atiendan bien, me daría exactamente igual. ¿No se dispensan los medicamentos de forma gratuita a los pensionistas en una farmacia, que es privada? Pues eso.
Pero es que en
este país hay una confusión interesada, como si un servicio público solo lo
fuera si está atendido por funcionarios. Pues no, el carácter de servicio
público no lo marca el tipo de trabajador que lo presta sino el tipo de usuario
y las condiciones y derechos del que lo recibe.
Y si una administración
transfiere a la empresa privada la tarea de prestar determinados servicios
públicos, si supone una mejora del servicio, una disminución de los costes y
unas condiciones laborales dignas para los trabajadores, no seré yo quien ponga
el grito en el cielo, porque no creo que eso sea una privatización. En mi
ciudad, gobernada por gente progresista, ¡qué digo progresista, muy
progresista!, los servicios públicos de limpieza o de atención domiciliaria,
entre otros, los efectúan empresas privadas. Y las calles no están más mugrientas
que en otras ciudades donde la limpieza la realizan funcionarios.
Si los funcionarios fuera, de verdad, servidores públicos...
ResponderEliminar"El hombre es la medida de todas las cosas", decía Platón. "Protágoras" es el título de uno de sus diálogos.
ResponderEliminarMe temo que no. El autor de la frase es Protágoras, a quien -efectivamente- Platón dedicó uno de sus libros.
ResponderEliminarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Prot%C3%A1goras
Estoy de acuerdo en que no sería imprescindible para que exista un servicio público que estuviera cubierto por funcionarios. Lo importante es que vaya dirigido al conjunto de la población sin importar su procedencia o renta.
ResponderEliminarLos funcionarios fueron creados en el siglo XIX creo porque en la alternancia de gobiernos de Cánovas y Sagasta cada vez que se alternaba el gobierno se cambiaban todos los funcionarios por otros afines al partido. Ahora la situación tiene de negativo que no se pueden adaptar las plantillas a las épocas de crisis, me parecería bien que fuéramos contratados, así los trabajadores buenos como yo permaneceríamos y se irian los vagos que tanto daño nos hacen.
Para eso tendría que seguir habiendo procedimientos de selección basados en el principio de igualdad, mérito y capacidad porque si no los políticos contratarían a amigos del partido(como ahora ya hacen en los puestos de confianza) y eso no mejoraría nada el servicio público.
o mediante procedimientos de valoración del trabajo que realizamos, lo que sucede es que resulta dificil realizar una valoración de ese tipo de la calidad del trabajo. Lo que me parece hiriente y desde la más profunda ignorancia es el comentario del tipo "Con que fuesen servidores públicos...", desde luego la mayoría de los funcionarios somos trabajadores tan buenos como los demás. Quizás el sistema es el que propicia que los que no trabajan no tengan ningún tipo de problema por ello.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con David. Yo conozco un montón de funcionarios (administrativos, profesores, médicos...) que trabajan como el que más y se esfuerzan por dar un servicio digno a los ciudadanos. Y tienen mucho mérito porque lo hacen sabiendo que no va a ser valorado por nadie, salvo por su propia conciencia. Y estoy de acuerdo también en que el problema es que el que no da un palo al agua se va de rositas y encima piensa que el que trabaja es tonto. No hay que generalizar con la actitud de los funcionarios, porque unos pocos no deben manchar el buen servicio de muchos. ¡¡¡Muy bien, David!!!
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