Este es el título del libro de Alex Grijelmo
que estoy acabando de leer. Un ensayo apasionante, puro deleite si a usted le
gusta el mundo de las palabras y el lenguaje. Y aún a riesgo de meterme en un
jardín ajeno, como el que con tan buen criterio riega Gema Torres en su blog,
no me resisto a señalar una de las muchísimas cosas que me han llamado la
atención de su lectura.
Las lenguas han salido de su reducto
original y se han extendido por el mundo gracias a mil factores. Siempre he creído
que uno de ellos –y no el menor- era la imposición. En América, primero llegó
el ejército, y acto seguido la religión y la lengua a sangre y fuego. Pues no.
No me avergüenza confesar que estaba equivocado. Es la ventaja de equivocarse a
menudo, que no causa especial contrariedad reconocerlo.
Les voy a trasladar algunos datos que cita
Grijelmo en el libro. Cristóbal Colón arribó a América en 1492. Pues bien, en
1810 solo uno de cada tres americanos hablaba español. En ese año, viven tres
millones de hispanohablantes junto con nueve millones de indios, que desconocen
nuestro idioma.
Pero en 1900 (menos de un siglo después) son
ya setenta millones los hispanohablantes hasta llegar a las cifras de hoy,
donde más del 95% de los que viven en lo
países hispanoamericanos habla español.
Y es que, cito textualmente: “Las nuevas
naciones decidieron asumir este idioma y convertirlo en oficial. La población
indígena entiende que necesita el español para progresar, y la clase política
cree que la unidad latinoamericana, el sueño de Simón Bolívar, solo se puede
forjar con un idioma común”.
En fin, que eso de que “la letra con sangre
entra” no es ni obligatorio ni siquiera necesario.
Termino con una de las infinitas
curiosidades de esta obra: recuerde verbos de creciente creación, como chatear,
tuitear… ¿Sería usted capaz de encontrar alguno nuevo que no termine en –ar? Lea,
lea el libro, que le va a encantar.
Le va a encantar y a flashear y va usted a flipar.
ResponderEliminarEgun on, Javier, Hace unos días citabas a Renan y su discurso '¿Qué es una nación?' en La Sorbona: http://www.paginasprodigy.com/savarino/renan.pdf
ResponderEliminarPrecisamente ahí, cuenta Renan el fenómeno contrario: de cómo el latín y sus raíces pervivieron, a pesar de las invasiones bárbaras.
Tengo la impresión de que con las lenguas pasa lo mismo que con la evolución de las especies: las que mejor se adaptan a su entorno, las más versátiles, son las que terminan triunfando. Puede que ahí radique el éxito del inglés o del español (nuestros nietos, igual hablan 'spanglish') y se abre la incógnita de lo que puede pasar con el chino.