viernes, 1 de febrero de 2013

El amor según Haneke


“Amor” es la última película de Michael Haneke. El argumento del film gira en torno a un matrimonio de octogenarios que, después de haber dejado atrás su actividad como profesores de música, disfrutan de una tranquila jubilación en París. Un día, la mujer sufre un infarto que la dejará semiparalizada, y el marido deberá ocuparse de sus cuidados.

No comprendí al principio la razón de que Haneke titulase así a la película, porque amor es un término que lo tenemos asociado a cualquier cosa menos al acompañamiento estoico –y compasivo también- que se dedica a una esposa hasta el final de su vida. Y sin embargo, tiene que haber buenas dosis de amor para ejecutar esa entrega con tan conmovedora paciencia.

Es una excelente película, bien dirigida y con espléndidas interpretaciones de Jean Louis Trintignant y Emmanuelle Riva. Y es, también, una crónica durísima de la vejez, contada con una sencillez y una veracidad desgarradoras. Haneke nos muestra en la pantalla el posible futuro de cada uno, sin una gota de almíbar y con doloroso realismo.

No recuerdo un largometraje que me ha haya producido tal desasosiego. Lo noto hasta en este acto de escribir unas líneas sobre él, en el que me asaltan unas ganas irrefrenables de ponerles punto final.

Pero no se la pierda. Si el cine, como cualquier arte, consiste en transmitir emociones, en “Amor” las encontrará en estado puro. Palabra.


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