lunes, 21 de mayo de 2012

Lenta digestión


Es conocido el comentario de Woody Allen: “Si existiera la reencarnación, me gustaría hacerlo en las yemas de los dedos de Warren Beatty.” Es precisamente este actor uno de los protagonistas de la película basada en la obra de Tennesse Williams, “La primavera romana de la señora Stone”.

Más allá de esta anécdota, quería recordar esta novela de Williams donde relata la decadencia de una madura actriz norteamericana en Roma, que vive la amargura de comprobar cuán efímeras pueden ser la celebridad y la belleza. El inevitable cese del poder de la atracción y la necesidad de recuperarlo, aunque sea por medio de billetes de curso legal. Vamos, lo que hace cualquier hombre sin que merezca no una novela, ni siquiera un par de líneas.

No tendrá nada que ver –y ya adelanto mi absoluta falta de autoridad sobre la materia-, pero su lectura me trae a la memoria otras tres grandes novelas protagonizadas por mujeres: “Ana Karenina”, de Tolstoi; “Madame Bovary”, de Flaubert y “24 horas en la vida de una mujer”, de Stefan Zweig. Algo en común: cuando la mujer toma derroteros distintos a los que les tiene asignados la costumbre burguesa. Y una vez más, la desproporción. Lo que en los hombres casi es virtud, en las mujeres pecado.

Esa lenta -¡qué digo lenta, lentísima!- digestión de la igualdad, de la que es testigo la increíble persistencia de las agresiones machistas.


3 comentarios:

  1. Propongo una reflexión: ¿Por qué tanto miedo a las mujeres libres?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El hombre que teme a las mujeres libres lo primero que tiene que hacer es reflexionar sobre sus inseguridades y miedos propios.
      El hombre seguro y sin complejos no teme a las mujeres libres. La necesita así.

      Eliminar
    2. Estoy totalmente de acuerdo con Xubi. Tiene toda la razón.

      Eliminar