viernes, 30 de noviembre de 2012

Pinker y la violencia


El avance de la civilización debería suponer el retroceso de la violencia. Lo civil frente a lo militar, como un funicular donde uno sube lo que baja el otro. Pero lo sucedido en el siglo XX no abona esa idea de que la humanidad se aleja de las guerras y los conflictos. Recordemos los nombres de Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot, o los conflictos en Rwanda y en los Balcanes… para comprobar el alcance de los genocidios que se produjeron en el siglo pasado.

Steven Pinker
Sin embargo, esa percepción de vivir pegados a la violencia, que se mantiene en la actualidad con conflictos como los de Afganistán o Irak, los refuta el investigador y científico Steven Pinker en la obra “Los ángeles que llevamos dentro”, donde desarrolla la idea de que estamos viviendo la etapa menos violenta en la historia de la humanidad. Con ese motivo, en El País le hicieron una intensa entrevista sobre la tesis que defiende en su obra.

Una de las razones que expone en su análisis es que una serie de generaciones anteriores ha vivido dominada por la amenaza de la violencia, incluso horrorizada por sus efectos, lo que les obligó a buscar y tejer límites para evitarla. Resultado de este y otros factores que analiza Pinker es que nunca como ahora tuvo el ser humano menos posibilidades de sufrir una muerte violenta.

Pinker destaca una serie de transiciones que nos han ido alejando de la violencia. La última, la más reciente, la sitúa en 1989 al finalizar la Guerra Fría: desde esta fecha “han disminuido en todo el mundo los conflictos organizados de toda clase: guerras civiles, genocidios, represión a cargo de gobiernos autocráticos y atentados terroristas”.

El título de la obra se debe a que si bien en la naturaleza humana hay determinadas facultades que pueden predisponer a la crueldad, también existen otras que predisponen a la concordia y a la paz. De hecho, Pinker rebate a Hobbes, autor de la lapidaria frase: “El hombre es un lobo para el hombre”.

Steven Pinker cree que “En vez de preguntar ‘¿Por qué están en guerra?’ deberíamos preguntarnos ‘¿Por qué hay paz?’. Podemos obsesionarnos no solo con lo que hemos estado haciendo mal sino también con lo que hemos estado haciendo bien. Porque hemos estado haciendo algo bien y sería bueno saber exactamente qué es”.

Esa es la pregunta que queda en el aire.


1 comentario:

  1. Interesante aportación la de Pinker, aplicable a los violentos con quienes tenemos que convivir. Fijémonos en lo que empiezan a hacer bien y quizá podamos construir desde ahí.

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