Son las dos películas que hemos visto este
fin de semana. La primera, “Elena”, nos transmite varias instantáneas de la
vida en Rusia a través de un matrimonio maduro, frío y asimétrico. Parece como
si el adinerado marido hubiera desechado la contratación de una enfermera ante las
ventajas económicas de tenerla como esposa. Son unas relaciones que aquí suenan
antiguas… pero suenan, claro.
Luego están los hijos, y en eso ya nos vamos
pareciendo más. La preocupación de los padres por sus hijos parece que no tiene
fecha de caducidad, mucho menos la inversión de sus términos. Como aquí, vamos. Pero con todo, es una historia creíble y
bien contada, con un final quizás sorprendente pero ejecutado con tal frialdad
y con tan suave determinación que lo convierten en lo que podría haber sido el desenlace
natural de una vida rutinaria.
La otra película, “El irlandés”, muestra la
colaboración que mantiene un policía de un pueblo de Irlanda con un agente de
color del FBI desplazado de USA para intentar detener a una poderosa banda de
traficantes de droga.
La coincidencia del grueso policía rural,
papel protagonizado por Brendan Gleeson, con el foráneo agente de color del FBI,
encarnado por Don Cheadle (Hotel Rwanda) recuerda en principio a Sidney Poitier
y Rod Steiger en la magnífica obra “En el calor de la noche”. Pero he dicho en
principio, porque el recuerdo se desvanece de inmediato. Es sabido que no
conviene comparar a Dios con el Diablo.
La crítica sitúa a la película como comedia
negra, pero no va más allá de mostrar la parte gamberra del policía irlandés
frente al apocado agente americano. En su caso, una comedia aliñada casi por
entero con sal gruesa que el protagonista reparte a puñados. Sin embargo, he
leído que es la película más taquillera de la historia en Irlanda y que ha
copado los mejores premios de la Academia
Irlandesa , aunque conviene no extrañarse demasiado: en
España, la saga de Torrente también ha batido récords de taquilla. Ahora
que lo pienso, Irlanda es un país intervenido y nosotros a punto de serlo... Esperemos
que sea pura coincidencia y que el cine sea ajeno a tal contingencia.
Mucho mejores críticas que las que puede hacer Begoña del Teso en el DV e incluso Ricardo Aldarondo. No ceje, maestro.
ResponderEliminarMe sorprende, Javier, la utilización por tu parte de la forma "agente de color". Voy a hacer el comentario fácil: ¿De qué color?
ResponderEliminarYo diría que Don Cheadle es negro. O no diría nada.
Gema Torres, en su blog sobre la lengua (http://alsurdelafronterablog.blogspot.com.es/) ha puesto una entrada con un ejemplo de eufemismo. Aquí tiene otro. Tienes razón, Xubi.
EliminarMe he encontrado con este poema y me he acordado de este post:
ResponderEliminarHOMBRE DE COLOR
Poema para mi hermano blanco:
Cuando nací, era negro;
Cuando crecí, era negro;
Cuando me da el sol, soy negro;
Cuando estoy enfermo, soy negro;
Cuando muera, seré negro...
Mientras que tú, hombre blanco,
Cuando naciste, eras rosa;
Cuando creciste, eras blanco;
Cuando estás al sol, eres rojo;
Cuando tienes frío, eres azul;
Cuando tienes miedo, eres verde;
Cuando estás enfermo, eres amarillo;
Cuando mueras, serás gris...
Leopold Sedar Senghor
Buenísimo el poema. Me ha encantado. Mucha gracias.
EliminarJavier B.