Esa noticia de que
François Hollande ha puesto en marcha una comisión de 14 sabios, presidida por
Lionel Jospin, para moralizar la vida política de su país. Entre otras cosas,
van a elaborar reglas de deontología para los cargos públicos y estudiar el
espinoso tema de la acumulación de cargos públicos.
El
que Hollande quiera ejemplarizar el funcionamiento de la República es de agradecer sobre todo por una
razón, por el posible contagio, ese efecto que se suele producir entre países
colindantes. Si Hollande ha mirado de reojo lo que pasa en España, no es de
extrañar que haya puesto medidas para evitar que las cosas lleguen a esos
extremos en Francia.
Kurt von Hammerstein |
Y yo espero que ese
contagio se produzca en dirección opuesta, esto es, que el Gobierno de Rajoy
–con la misma determinación que cumple las directrices europeas- se apreste a
limpiar y moralizar la vida política española, acabando con esa asfixia de la partitocracia
que la crisis está poniendo en evidencia. Es intolerable que teniendo la mitad
de población, España tenga 300.000 cargos públicos más que Alemania, y el doble
que Italia o Francia.
Eso
sí, que a la hora de elegir a los miembros de la comisión tenga en cuenta al
general alemán Hammerstein. Este decía, según la biografía que escribió
Enzensberger sobre él, que la especie humana se divide en cuatro categorías:
tontos, listos, vagos y trabajadores, y que la combinación más perniciosa es la
del tonto-trabajador. Pues eso.
Y que vigile lo que hagan, no vaya a ser que para cuando nos
demos cuenta sus puestos sean de carácter vitalicio y con derecho a pensión
máxima.
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