Óleo de Angel Cabanas |
Leo en la prensa,
con cierto regocijo, los resultados de la encuesta elaborada por el Gobierno
Vasco según la cual “tres de cada cuatro vascos dicen que no tendrán hijos”. Se
supone que es por propia voluntad, no por culpa de espermatozoides vagos o por
unas relaciones sexuales problemáticas.
Y digo que me regocija,
más aún cuando muchos se rasgarán las vestiduras, porque con una noticia así
nos convertimos en un paraíso para los novelistas tipo Julio Verne, para los futurólogos, los
sociólogos y los echadores de cartas del Tarot. Nuestra milenaria tierra va a tener
que ser colonizada por la inmigración… ¿quién va a trabajar si no?
Y el horizonte se
convierte en un imprevisto, en un interrogante absoluto. Nuestro futuro en pura
ficción porque, ¿cómo serán los descendientes de nuestros hijos? ¿serán
blancos, negros-negros como los de Arzallus o serán mestizos? ¿cómo
habrán mutado su fisonomía? ¿mantendrán esa nariz prominente o serán de aspecto
caucásico con un Rh vulgar y nariz de boxeador? ¿y su idioma, hablarán euskañol
o euskoamárico? ¿serán seguidores de Cristo o de Kimbangu?
Increíble: venir
de tan lejos como venimos para acabar engullidos por una desconocida marea.
Hombre, todavía estamos a tiempo. Sobre todo si la razón de ese desistimiento a
tener hijos es porque los vascos hemos pasado de follar poco –cosa que
siempre se ha dicho, aunque sotto voce-
a la abstinencia total. En ese caso, si yo estuviera en el pellejo de Urkullu o
del obispo Munilla, haría un llamamiento urgente: ¡Vascos, a follar! (con perdón).
Apoyo la moción... a ver si hay suerte.
ResponderEliminarYo también me pongo en la cola, faltaba más.
ResponderEliminarEn el Baracefano tenemos sementales que se ofrecen voluntarios para que la especie continue. ¡Faltaría mas!
ResponderEliminarPD. En cuanto se habla de follar como aumentan las entradas, ja ja
¡Cuánta generosidad!
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