Un día de fiesta
por la mañana. Salimos a correr desde Sagüés, junto a la donostiarra playa de
Gros, Gorka Busto, Pepelu Fonseca, Juan Carlos Fano, Karmele Mitxelena y yo.
Pese a que el día ha amanecido soleado son numerosas las ausencias. Faltan
Josema Brosa, Mikel Beristain, Pello Esnaola, Gorka Arenaza, Vicente Mier, Igor
Zabalbeitia, Rafa Azurza –con quien correr en primavera es como llevar a Pablo
Neruda al lado-, Iñaki Zubimendi…
Es igual,
partimos a ritmo tranquilo hacia el Paseo Nuevo. A Juan Carlos se le notan los
ocho kilos que ha perdido y aguanta bien. Su problema suelen ser las lesiones.
Sin ellas, su calidad atlética no tarda en aparecer. Gorka Busto está en la
etapa de acumulación de kilómetros. Del grupo, es el que más tesón tiene
corriendo. Pepelu Fonseca acaba de dejar atrás cuatro meses de dique seco debido
a las quejas del sóleo y del gemelo, y Karmele y yo disfrutamos de la bendita
normalidad.
El Paseo Nuevo
nos brinda un panorama inusual: se percibe con nitidez el ratón de Getaria y la
costa vizcaina, que solo son visibles cuando se levanta el viento sur. Nos
cruzamos con algunos atletas amigos y conocidos, como Joserra Basterra o Manolo
Loro. Pasamos por el puerto, y en el Náutico nos incorporamos a la playa de la Concha. Al pasar por el
Atlético San Sebastián, Juan Carlos prefiere quedarse y seguir a un ritmo más
pausado. En Ondarreta, junto al Peine de los Vientos, el GPS de Gorka señala el
sexto kilómetro, momento en que damos la vuelta para hacer el recorrido
inverso. Karmele se queda junto al túnel del Antiguo para volver a su casa
corriendo, y quedamos Gorka, Pepelu y yo.
Juan Carlos, Javier, Gorka, Karmele, Igor y Pepelu |
Incrementamos un
poco el ritmo y volvemos a recorrer la Concha.
Nos cruzamos con Olatz, Apalategui y José Luis García Murga,
tres incansables deportistas que lo mismo le dan al spinning, que a la elíptica
o al running. Cuando llegamos al Aquariun decidimos subir al monte Urgull.
Enfilamos el Paseo de los Curas, llegamos hasta la Batería de las Damas donde
es obligatorio saborear la formidable vista de la bahía y subimos hasta el
Cementerio de los Ingleses. Luego bajamos hasta el Paseo Nuevo donde nos
encontramos con Igor Ayerbe y un amigo suyo. Nos unimos y volvemos a velocidad
de crucero por el Puente del Kursaal hasta el final de la Playa de Gros. Según Gorka,
hemos hecho exactamente 13
kilómetros .
Gorka dice que ha
llegado ya con la reserva puesta (no hay que hacerle mucho caso) y Pepelu está
encantado de haber terminado el entrenamiento sin molestias. Son las diez de la
mañana y volvemos a casa con el Cantábrico en la retina y con una media sonrisa
de satisfacción provocada por el chute de endorfinas. ¿Hay mejor manera de
comenzar un soleado día de fiesta?
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