Este lunes
pasado, J.M. Ruiz Soroa publicaba en el DV un espléndido artículo titulado “Una
realidad irreal”, en el que abordaba el problema de la delincuencia y de la
política penitenciaria española.
Frente a todas
las creencias, los datos de Ruiz Soroa son reveladores. Quién nos iba a decir
que tenemos en España un índice de infracciones por cada mil habitantes (45) sensiblemente
menor que el Reino Unido (84) o la avanzada Suecia (121). Increíble.
Cárcel de Martutene |
Sin embargo, la
tasa de encarcelamiento en España es de 163 por cada 100.000 habitantes,
superior a la del Reino Unido (150) o la de Francia (96). Un contrasentido, sí. Pese
a ello, existe una percepción generalizada de que las penas que se imponen a
los delincuentes son blandas.
Es evidente que
algo estamos haciendo mal, como vienen clamando en el desierto desde hace mucho
tiempo José Mari Larrañaga y los miembros de Arrats, que se apoyan en esta
realidad irrefutable de los datos para oponerse a la construcción de macro-cárceles
como la de Zubieta y defender cambios profundos en la política penitenciaria. Ellos
critican esta nefasta política pero, además de la denuncia, intentan corregir sus secuelas desarrollando un impagable esfuerzo en el cuidado y la reinserción de la población reclusa. La Asociación Arrats ,
ya lo hemos dicho en otras ocasiones, es un hermoso ejemplo de que se puede
predicar… y dar trigo.
Lo increíble es
que este terreno, que es donde debería producirse un auténtico debate ideológico
sea donde menos se mueven las cosas, gobierne quien gobierne. Los partidos –de
derechas, de izquierdas o tridimensionales- siguen legislando a golpe de
emoción y a manotazo de populismo. Así nos va.
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