Plaza de la Independencia |
Kiev carece de
esa clase media tan común en las ciudades europeas. Debe haber ucranianos muy
ricos y, naturalmente, muy pobres. En ningún sitio he visto tantos coches de
gama alta: Lexus, Mercedes, BMW’s, Bentley… Y también enormes todo-terreno con
las lunas tintadas y con conductores de aspecto inquietante. Junto a ellos
ruedan trabajosamente los vetustos Lada –antiguos Seat 124, hoy codiciadas
piezas vintage en occidente-.
La tasa de
desempleo de Ucrania es una de las más bajas de Europa. Cosa bien distinta es
la productividad. En el comercio, otra herencia soviética, trabaja un número
inusual y a todas luces excesivo de mujeres. Entras en una tienda vacía y te
salen cuatro dependientas. Más el inevitable vigilante. Porque en cada bar,
comercio, hotel y restaurante hay por lo menos un vigilante de paisano, pese a
que en la ciudad no se perciba mayor grado de inseguridad.
Catedral Santa Sofía |
La amabilidad de
taxistas y camareros es invernal, bajo mínimos, vamos, como la de las mujeres
que vigilan las basílicas o los museos. Las iglesias y catedrales de Kiev con
sus cúpulas doradas, especialmente Santa Sofía y Saint Volodymiyr, son
bellísimas. Y el complejo “Laura” que acoge un buen número de templos
ortodoxos, catacumbas incluidas, de obligada visita.
Muy interesantes todos tus blogs Javier. Los leo con agrado y con cierta envidia sana por tu capacidad para decir tanto en tan poco. Espero que el niño ucraniano esté mejor. Un saludo dede Logroño. Óscar.
ResponderEliminarMuchas gracias, Oscar. Veo que no has perdido un gramo de generosidad. El chaval va mejor, crucemos los dedos. Te envío un abrazo.
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