El film "Lo imposible", de Juan
Antonio Bayona, se ha convertido en uno de los estrenos más exitosos de la
historia del cine, alcanzando en sus cuatro primeros días una cifra de casi un
millón y medio de espectadores. Una eficaz promoción de la película sumada
a la calidad de sus protagonistas, Naomi Watts y Ewan McGregor, han
conseguido despertar de forma inusitada el interés del espectador.
La historia es conocida: un tsunami de
proporciones gigantescas se abate sobre la costa tailandesa donde se concentra
una parte del turismo del país, arrasando cuanto encuentra a su paso. Como
consecuencia de la marea se produce una cifra escalofriante de muertos y
heridos, y entre los damnificados una familia de turistas sufre la violenta
dispersión de sus miembros y la convicción de que varios de ellos se han
convertido en víctimas de la tragedia. La cinta refleja las peripecias de esta
familia para sobrevivir y, finalmente, para reencontrarse.
Como se puede apreciar en los anuncios
televisivos, la película ofrece imágenes espectaculares de la llegada del
tsunami a la costa. Se trata de unos efectos especiales que dotan de un magnífico
realismo a las escenas de la tragedia. Esta espectacularidad es un tercio de
los elementos centrales de la obra. Los otros dos son la angustia y la
emotividad. Yo creo que hay un cierto abuso de estos dos ingredientes que,
lejos de servir para salpimentar el relato, no nos abandonarán a lo largo de
toda la sesión hasta el punto de producirnos un emotivo empacho. Pese a
ello, y pese a una cierta lentitud en algunos tramos, la película se deja ver.
Vi la peli el viernes con mi mujer y mis hijos, que se habían empeñado en ir. Durante el 'desarrollo' del tsunami, ante la dureza de las imágenes, opté por cerrar los ojos. Me quedo con la excelente interpretación de los 3 niños, especialmente el mayor; y con un par de escenas que muestran la quiebra del valor de la solidaridad y la ayuda al prójimo, que estamos perdiendo de nuestra generación a la de nuestros hijos. Y de cómo ese hijo mayor, al final de la peli, se da cuenta.
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