Contra todo pronóstico, en el
mundo del fútbol se asoman algunas migajas, pocas, de sentido común. Vean estas
palabras dirigidas a los futbolistas del Athletic de Bilbao: ”Aparte también tengan conciencia de que son
muy jóvenes, son muy jóvenes, son millonarios prematuros, no tienen problemas, no les
importa mayormente lo que va a pasar, porque todo el mundo tiene resuelto lo
que va a pasar. Se permiten reírse...”.
Marcelo Bielsa |
Sorprenden un poco las palabras
y un mucho su difusión. Porque esto último es lo que subraya su carácter de
excepción. Que un entrenador como el argentino Bielsa tenga un arrebato de
sentido común y reproche a sus jugadores una actitud deportiva fraudulenta, se
ha convertido en el notición de la semana y en el reflejo de la calidad moral
que envuelve al mundo del fútbol. Un buen termómetro para medir hasta dónde ha subido
el endiosamiento de unos chicos que se dedican a dar patadas a un balón, con el
aplauso acrítico de la afición.
Un país que exige justicia contra
todos, ricos, banqueros, políticos, sindicalistas… un país repleto de
indignados, de parados, de 15-M, de 25-S, un país que sin embargo se rinde ante
los malabares muchachos. Nadie les exige nada, ni siquiera que se apeen de
tanta ostentación. Y ellos disfrutan con largueza de esa exención moral, social… y mucho me
temo que hasta fiscal.
Ah, Bielsa, un apunte para vos:
no han decepcionado “al pueblo”, salvo que yo haya dejado de serlo –que tampoco
me importaría mucho, la verdad-. Estaba ya muy decepcionado de los futbolistas,
de los entrenadores y del respeto reverencial que les tiene esta sociedad. Lo
que no quita para que me parezca de perlas su sermón del vestuario. ¿Vos me
comprendés?
Los futbolistas son "el dios" que nos queda, que les queda, mejor dicho. Nada contra los sueldos inmorales, nada contra los clubes que no pagan a la seguridad social o los impuestos; echemos a las familias a la calle, total no le importan a nadie...
ResponderEliminarLos futbolistas ganan millones, viven como reyes con el beneplácito de todo el mundo y es verdad que los aficionados tenemos la culpa por ir al estadio domingo tras domingo.
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