En nuestra tierra florecen los emprendedores,
los que se atreven con nuevos retos, los que no saben pronunciar la palabra
imposible, los que inscriben su nombre en los libros de la historia o en el de
los récords. Personas que hacen que nos sintamos orgullosos de tenerles como
convecinos, que despiertan nuestra admiración.
Como este hombre, cuyas medallas conseguidas
solo se deben a su entusiasmo, a su esfuerzo y a la dureza de sus convicciones. Una noticia como esta debería haber abierto todos los telediarios, pero el
tradicional desdén que nos profesan en Madrid la ha condenado al ostracismo.
Sin comentarios, Javier. Eres un 'crack' :-)
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