Leer las propuestas electorales
en Euskadi, Galicia o Cataluña de los partidos políticos es descorazonador. En
el problema del desempleo -¿tenemos otro problema?- hay una coincidencia
generalizada… en la ausencia de ideas, salvo poner velas al Gobierno, a la
patronal o a Bruselas. Siempre es otro el que nos tiene que resolver los
problemas, siempre asomando nuestro carácter vicario.
Salvo los consabidos “hayques”,
ni una sola propuesta concreta que llevarse a la boca. Solo una, y mira que me
duele reconocerlo, la de Bildu en Euskadi. No es que descubran la luna pero,
algo es algo, proponen reducir la jornada laboral para repartir el trabajo, “sin
que suponga una rebaja sustancial de los salarios”. En esta última
frase la sustancia está precisamente en el término “sustancial”, que yo lo
interpreto como que hay que reducir el salario pero no mucho. No me parece mal.
Si en vez de hacer un ERE y
enviar al paro a un número de trabajadores, en una empresa se reduce y adecua
el calendario laboral y se reduce la masa salarial, es una opción a considerar. En muchas empresas no será viable esta fórmula, pero puede servir para otras.
Ya lo dije en otra ocasión. Hubo
un tiempo -¡qué tiempo!- en que los sindicatos proponían cosas como aquello de “trabajar
menos para trabajar todos”. Y en la crisis del 92 algunos sindicatos cambiaron
salario por empleo. Se aceptaba la reducción del incremento salarial a cambio
de crear empleo (en la Kutxa
se actuó así). Y parece que en Alemania algún paso se ha dado en este sentido.
Pero aquí, cero patatero. Todo
el mundo clama al cielo por el empleo… pero siempre exigiendo que sean otros
los que lo generen. Hombre, hay que comprender que en Cataluña están
en un debate de muchísimo más calado: se juegan nada menos que la identitat. Quita, quita, vas a comparar
las ventajas de ser un desempleado catalán frente a un parado español.
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