miércoles, 24 de octubre de 2012

Recordar, olvidar...


Leo la entrevista que le dedica Babelia, el suplemento cultural de El País, a Andrés Trapiello en la que el escritor comenta su última obra publicada “Ayer no más”. Es una novela que trata sobre la Guerra Civil y que yo prometo leer en breve.

Del talento de Andrés Trapiello hay que esperar que con este título se incorpore a esa saga de autores –Chaves Nogales, Arturo Barea o más recientemente, Antonio Muñoz Molina- que han dejado huella escribiendo sobre un tema tan espinoso, tan manido y a la vez tan sugerente como es la Guerra Civil española.

La entrevista es muy interesante, pues además de entrar en aspectos particulares como su pasada militancia comunista, que él mismo critica sin ambages, aborda otras cuestiones tan candentes como las de la memoria y el olvido. Y recuerda a Nietzsche, quien escribió aquello de: “Es posible vivir casi sin recuerdos y vivir feliz, pero es imposible vivir sin olvidar”.

Porque en la novela, Trapiello afirma que una paz duradera es imposible sin el olvido, y que la tarea consiste en luchar contra la impunidad sin alentar el agravio ni el resentimiento. Ya ven, una coincidencia con Renan, quien señalaba que un factor fundamental para la creación de un Estado es el olvido.

Pero el entrevistador le lanza a Trapiello la pregunta del millón: ¿Cómo saber cuándo es preferible recordar para hacer justicia y cuándo olvidar para restablecer la paz? Y Trapiello responde con honestidad y con lógica: “No tengo respuesta para eso. No hay leyes que regulen eso, forma parte del pacto entre individuos”.

Y añade una precisión en la entrevista, cuando afirma que “Los pueblos no recuerdan, recuerdan los individuos. En plural recuerdan los nacionalistas, que están agraviados en masa por recuerdos que creen recordar en masa”. Si el Honorable Artur Mas leyera estas líneas, cosa improbable, mostraría su desdén intentando elevar su mentón unos centímetros más, cosa imposible. 


1 comentario:

  1. Pues casi que voy a esperar a que tú la leas y nos cuentes, Javier. Lo poquito que he leído de AT me ha dejado bastante frío.

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