lunes, 10 de diciembre de 2012

Una pistola en cada mano


La película de Cesc Gay "Una pistola en cada mano" es una divertida comedia donde, a través de distintas historias, el director ofrece un retrato de lo que podía ser el hombre de hoy. Naturalmente, no salimos bien parados. Mucho menos si nos comparamos con la madurez de las mujeres. 

Pero eso no es ninguna sorpresa, es lo mismo que sucede en la vida real. De hecho, la película puede presumir de proyectar unos personajes perfectamente reconocibles en su inmadurez sentimental. Inmadurez que una veces se nos muestra con ternura y otras con inevitable ironía.

El film cuenta con un buen guión y está dirigido con oficio y ritmo, y los episodios que nos va mostrando serán cada uno una pincelada de ese perfil masculino actual. Si la dirección es notable no lo es menos la interpretación. Luis Tosar, Ricardo Darín, Eduardo Noriega, Candela Peña, Leonor Watling, Jordi Mollá y el resto del reparto realizan un trabajo al que el cine español no nos tiene demasiado acostumbrados.

Ya es sabido, aunque no viene mal recordarlo, la proverbial incapacidad de los hombres para comunicar sus sentimientos -dicho esto con los riesgos que comporta hablar de generalidades-, aspecto que queda reflejado en la película cuando Leonor Watling le pregunta a Alberto San Juan: "Pero, ¿no habláis los hombres de estas cosas? ¿de qué habláis entonces?" A lo que San Juan responderá: "Hablamos de cosas importantes". Así semos, que decía un castizo.

En el primer episodio de la película, Leonardo Sbaraglia le confiesa a Eduard Fernández que está acudiendo al psicoterapeuta. Este le contrapone: "Yo hago footing tres veces por semana...". Sin que se deba interpretar en clave de desdoro hacia los psicólogos, quede constancia de una más de las innumerables ventajas que ofrece el atletismo.


1 comentario:

  1. La conversación entre Leonor Watling y Alberto San Juan termina con una frase de ella:
    "- Ah, es que nosotras solo hablamos de nuestras parejas".

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