En un artículo publicado hace unos días en
El Pais, el exalcalde donostiarra Odón Elorza se hacía la siguiente pregunta: “¿Hacia
dónde vamos los socialistas?”. Tras leer el texto, a mí no me cupo duda: hacia el
desastre. Porque el artículo no contiene ni una sola respuesta más allá de la
predecible colección de obviedades. Decepcionante.
Dice Elorza que los socialistas tienen que
recuperar la credibilidad perdida con el Gobierno Zapatero, y es cierto. La
dificultad estriba en que traten de recuperarla precisamente los que más
ayudaron a perderla. Porque, ¿quiénes fueron críticos a Zapatero como para
abanderar la regeneración política? ¿Rubalcaba, Patxi López, Elorza…? Ninguno
que yo sepa.
Si lo que pretende Elorza es encontrar
fórmulas para volver al gobierno yo le aconsejaría el remedio infalible: armarse
de paciencia y de una banqueta y sentarse a esperar a que pase el cadáver del
enemigo. Acabará pasando.
Ahora, si lo que pretende es dar respuesta
no a su pregunta sino a la fundamental: “¿Cuál es el papel de la
socialdemocracia europea en los próximos años?”, entonces tendrá que esforzarse
un poco más. Lo primero de todo, deberá decidir si es suficiente con
convertirse en el limitador de velocidad de la derecha, que es lo que están
haciendo en la actualidad. Y si no es así, como espero, deberá ir pensando en
un proyecto autónomo, donde se aborde el problema de la desigualdad social, el
de la inmigración, el de la redistribución de la riqueza, el de la
reorganización de la Administración y del Estado, el de la integración europea…
Esas son las respuestas que se espera de la socialdemocracia.
No lo tiene fácil Elorza. El júbilo de
Griñán y Rubalcaba por haber perdido “solo” 600.000 votos en Andalucía es el
termómetro que mide con exactitud la gravedad del enfermo.
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