jueves, 19 de julio de 2012

Siempre feliz


Este es el título de la película de Anne Sewitsky que estos días se proyecta en las salas donostiarras. Es una historia de dos parejas que se desarrolla en un universo tan cerrado como puede ser un paraje invernal de la Noruega profunda.

No me pregunten porqué, pero “Siempre feliz” es una historia que a mí me ha encantado. Son cuatro personas de perfil reconocible, que bien pudieran ser sus vecinos o ustedes –o yo mismo- los protagonistas. Una bella mujer, hermosa y con cierta soberbia, un marido inseguro, otra mujer risueña dándolo todo a cambio de recibir cariño y un hombre, su pareja, sin saber lo que hacer con su ambigüedad sexual.

La cinta no relata nada nuevo, ¿qué se puede decir de las crisis matrimoniales, de las infidelidades o de las insatisfacciones, que sea original? También muestra la inutilidad de poner kilómetros de por medio para resolver un problema, pues éste se suele empeñar en acompañarnos. Pero la película tiene algo de entrañable, algo que ver con la mujer cuya sonrisa permanente parece empalagosa al principio, hasta que su candor y su ingenuidad acaban por imponerse en la pantalla.

El amor, la fuerza que todo lo mueve, y el desamor como emoción destructiva. Yo tengo una intuición -esto es, una opinión no argumentada-, y es que cuando pintan bastos, cuando desaparece la nube rosa y el amor se cuartea y se convierte en conflicto, la respuesta de la mujer suele tener muchísimos más signos de madurez que la del hombre, a menudo decepcionante. No siempre, claro, como en esta misma película. 

Pero véanla, antes de que suba el IVA, y opinen ustedes mismos.


1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho la crítica. He visto la película y comparto contigo la opinión y la recomendación de verla.

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