viernes, 30 de marzo de 2012

El sótano de Gipuzkoa


Según los liberales, todos somos iguales… pero unos más iguales que otros. Gipuzkoa no es una excepción: unos vivimos en la superficie, otros en el sótano. En la superficie se puede observar al común de la gente, con sus afanes, con sus problemas. En el sótano, la marginación: inmigrantes, exreclusos, drogadictos, alcohólicos… Este es el principal censo del que se nutre Martutene. La cárcel, digo.

Cuando ingresan en prisión, el sistema carcelario se encarga de organizarles la vida –es un decir- en el interior. Les indican las normas y los horarios para comer, para dormir, para salir al patio… El problema es que cuando cumplen la pena y salen de prisión solo encuentran el vacío, lo que les lleva a una realidad peor que la que tenían cuando ingresaron. Y para sentir el vacío hay que dejar de leer estas líneas, hay que apartar la vista y ponerse diez segundos en esa situación. La reintegración social es una tarea ardua, por no decir imposible. Ahora, además, van marcados con el estigma de la cárcel. Con la crisis que tenemos, ¿quién encuentra trabajo en esas condiciones? No es extraño, pues, que esas personas vuelvan a las andadas… y vuelvan a la cárcel.

Excursión al  nacimiento del Urederra
Esto yo lo sé porque se lo he oído a José Mari Larrañaga. José Mari es un hombre que vivió esas experiencias en carne propia y que se propuso dedicar su esfuerzo a corregir o a aliviar esa situación. Con otras personas creó Arrats, una Asociación que atiende y apoya a las personas reclusas, a las emigrantes, a las que están en riesgo de exclusión social y a todas aquellas que no tienen capacidad para integrarse en la sociedad. Y es una ayuda continua, variada y extensa: asesoramiento jurídico, ayuda socio-laboral, búsqueda de vivienda, acompañamiento a quienes sufren la soledad… Algún domingo de vez en cuando, juntan a todos y se van de excursión por cualquier paraje a confraternizar. Y así se forma un heterogéneo grupo con procedencia rumana, ucraniana, marroquí, de Ghana, de Sierra Leona, de Honduras... y también gente autóctona, que la hay, claro. Pasan el día en compañía, charlan, se distraen y se sienten algo más arropados, que el invierno es muy frío.

A José Mari le acompañan en estas tareas otros componentes de la Asociación: Amaia, Haizea, Irati, Miguel, Marijo, Eneritz, Alaitz, Sandra y Nekane. Y Maite, su infatigable compañera. Un equipo de personas cuyo entusiasmo es solo comparable al tamaño de su corazón o a la escasez de medios en que se desenvuelven. No se les ve, no se habla de ellos, pero realizan un trabajo impagable.

El año pasado, Arrats recibió la Medalla al Mérito Ciudadano del Ayuntamiento donostiarra. Si se trata de mérito, no podían haber elegido mejor.





1 comentario:

  1. Kaixo Javi:
    Muchas gracias. ¡Me ha encantado!
    Se os ha olvidado vuestro nombre, que también vosotros nos acompañaís.
    Un abrazo

    Irati (Piso Arrats)

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