martes, 15 de enero de 2013

La nueva clase socialista


Milovan Djilas expuso en su obra “La nueva clase” una durísima crítica al sistema comunista de su país, Yugoslavia, y del resto de países de obediencia soviética. El libro, que se publicó en 1957 y que le supuso al autor un aumento de 10 años de su condena en prisión, denuncia la conversión de los militantes comunistas en una nómina de burócratas que, abandonando el marxismo y sus ideales revolucionarios, se apropian del poder para disfrutar de las prebendas que ellos mismos niegan al proletariado.

Djilas sabía de lo que hablaba: él mismo llegó a ser Vicepresidente de Yugoslavia, aunque las críticas que vertió sobre el régimen le llevaron a ser encarcelado.

Imagen tomada de www.rogerfort.com
Salvando todas las distancias, acabo de leer en el Diario Vasco de hoy un soberbio artículo de Miguel A. de la Calle titulado “Volver a los principios”, donde desvela las claves de la crítica situación del Partido Socialista.

El autor rechaza la tesis de Odón Elorza de “dignificar la política” -la política no es digna o indigna, señala- y propone como tarea urgente buscar socialistas dignos. También denuncia que un porcentaje espectacular de sus cargos hayan tenido, como primer y único medio de vida, al propio Partido, lo que “condiciona seriamente su trabajo político, agranda radicalmente las posibilidades de corrupción, al tiempo que hace imprescindible el poder”. Por otra parte, subraya que los jóvenes que se acercan al Partido “acaban en tiempo récord en jóvenes pervertidos por el poder”.

Es un artículo muy pertinente, válido para el PSE, para el PSOE, y para el resto de partidos y sindicatos, afectados todos ellos por los mismos virus de sumisión al aparato y de ausencia de crítica. Naturalmente, en estas condiciones las posibilidades de que exista una mínima elaboración teórica son inexistentes.

Yo también creo que todo lo demás, como las simplistas propuestas de Odón Elorza, de Chacón o de Rubalcaba, no es sino seguir las consignas del Príncipe de Salina en la obra de Lampedusa: “Cambiar todo para que todo siga igual”.


1 comentario:

  1. Los aparatos de los partidos se han convertido en un problema. No trabajan en otra cosa que no sea su propia subsistencia y han acabado por expulsar a todos los críticos, que son un riesgo para ellos.

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