viernes, 18 de enero de 2013

¡Oh, el ídolo era de barro!

Ya estamos tranquilos: Lance Amstrong ha confesado que se dopaba. Por fin. Sabíamos que dieron positivo en los controles antidoping Iván Basso, Alex Zülle, Jan Ulrich, Joseba Beloki, Floyd Landis, Marco Pantani, Alberto Contador, Alejandro Valverde, Roberto Heras y un larguísimo etcétera de primeras figuras y no tan primeras, como Mikel Astarloza, Oscar Sevilla, Triki Beltrán, Igor Astarloa, Iván Mayo, Aitor González y otro prolongadísimo etcétera. Es decir, la gran mayoría de ciclistas. ¡Pero Armstrong no, por Dios!

Tour 2005. Basso, Armstrong y Ulrich. ¿Quién no consumía?
Y el causante de esta situación de dopaje indiscriminado –su absurda justificación- no es la dureza del Tour o del Giro, no. Hoy sabemos que el dopaje se ha extendido hasta las pruebas de velocidad en el atletismo (Ben Johnson y Marion Jones, atletas de 100 metros, también fueron cazados), por lo tanto dejemos de hablar de las gestas del ciclismo, de la épica, del final agónico… Es un deporte donde se colectivizó la práctica del doping y cada ciclista novicio que llegaba –como en casi todos los órdenes de la vida- hacía lo que veía hacer a los demás. La antigua conseja: "Allá donde fueres haz lo que vieres".

Pero esto que era vox-populi ha sido silenciado por todos, periodistas incluídos, con la estúpida pretensión de no querer dañar al ciclismo. De nada sirvió el aparatoso endurecimiento de la normativa sobre dopaje hasta extremos ridículos, donde inhalar Ventolín daba positivo. Con el incremento de las normas solo se incrementaron las mentiras y las añagazas para eludirlas. iY ahora la gente, entre ellos muchos que sabían y callaron, se escandalizan por lo de Armstrong!

Se sabe que hay sustancias que mejoran el rendimiento de los deportistas. Y por lo visto, Armstrong –sin recurrir a ellas y tras reponerse de un cáncer- era superior a todos los demás, que sí las consumían. Y han tenido que pasar diez años para que nos descubran que los Reyes Magos son los padres. Amén.

Pero nada, sigamos con esta política hipócrita de aparentar limpiar el ciclismo de hoy destapando escándalos de ayer. Sigamos con Indurain y lleguemos hasta Bahamontes si es preciso. Pero sobre lo esencial, sobre la situación del ciclismo hoy y la sombra –es un decir- de sospecha que le acompaña, ¿qué hacemos? Silencio.



2 comentarios:

  1. Algunos fuimos unos romanticos pensando que incluso tras su cancer (ojo, sí que sufrió un cancer, algunos lo olvidan...) era superior a los demas y sin doping... Ahora resulta que nos conformaremos pensando que "solo" era mejor que sus competidores... Decepción asumida e inapelable...
    Recomiendo leer además el blog de Xabier Usabiaga.
    Tampoco esta mal la fundación Livestrongo, digo yo....
    Javier, se te ha olvidado incluir a Perico Delgado... Y eso nos pone en 1988, verdad JCF...?

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    1. Tienes razón: me he olvidado de Perico Delgado, de su dudosa -¿dudosa, para quién?- victoria en el Tour. Lo dicho, acabaremos con Coppi y Bartali.

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