jueves, 17 de enero de 2013

Un lluvioso martes


Hace unos años le preguntaron a Josep Borrell por el papel de la izquierda: “Limitar el poder del dinero sobre el hombre y del hombre sobre la naturaleza”, respondió. Una respuesta original… pero inexacta. No hablaré del dinero, porque hablar de dinero es una ordinariez, pero sí diré que el hombre carece de poder sobre la naturaleza. Basta una copiosa nevada o una lluvia persistente como la que estamos padeciendo para certificarlo.

De pie: Javier B., Txema Lakidain, Pepelu Fonseca,
Pello Esnaola y Gorka Busto. Agachados: Mikel Beristain,
Karmele Mitxelena, Rafa Azurza y Aitor Bellosillo
Precisamente este martes, cuando media Gipuzkoa quedaba anegada por las lluvias, salimos a correr desde Anoeta los nueve que aparecemos en la foto. Eran las tres de la tarde y partimos hacia Astigarraga, para comprobar in situ la extensión de las inundaciones.

Fuimos por Loiola, donde se podía observar la crecida que llevaba el Urumea, pasamos por la Cárcel de Martutene y, justo en el puente, seguimos por la carretera que bordea el río. Tuvimos que zambullirnos en un enorme charco que inundaba la carretera y continuamos unos metros hasta que a la altura del paso a nivel pudimos observar que todas las huertas de la vega se habían convertido en un inmenso lago. 

Tuvimos que dar la vuelta porque no se podía pasar y optamos por tomar el camino que asciende hacia el Golf Basozábal y hasta la zona hospitalaria. Es una subida no muy larga pero exigente, que consiguió dividirnos en varios grupos. Salimos a Miramón y por la Policlínica regresamos a Anoeta, a donde llegamos empapados.

Con el agua tenemos un comportamiento desigual. Puede estar lloviendo más que cuando enterraron a Zafra y vamos tan tranquilos, pero si de repente hay que meterse hasta los tobillos en alguna charca grande unos protestan ruidosamente, otros por no mojarse toman carrerilla y realizan un salto de longitud frenético, y también hay quien cruza el charco de puntillas lanzando agudos grititos de impresión. Unos pocos, en cambio, lo atravesamos en silencio y con elegante zancada.

Luego, nuestras manías con la indumentaria. A Mikel Beristain y a Pepelu Fonseca les agrada ir de raperos; Pello Esnaola suele optar por atuendos vintage ceñidos; Rafa Azurza y Gorka Busto, con modelos tipo culturismo que subrayen sus pectorales; a Aitor Bellosillo le gusta vestir vaporoso, de casual; y al matrimonio Laquidain con sobriedad.

En fin, el GPS marcaba 13,9 kilómetros, efectuados a un ritmo manifiestamente mejorable. Al terminar, como siempre, las endorfinas realizan su labor y nos dejan un cansancio satisfecho. Y esto fue todo, amigos.


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