viernes, 10 de febrero de 2012

Cosas del estado

29 Abril 2007
Hace unos días, por medio de ETB, me enteré de que una mujer asturiana quiere ceder la custodia de su hija al estado, por no poder controlarla. Es una noticia de interés: por una vez, ETB utiliza la palabra “estado” de forma adecuada. Sabido es que, para evitar la aparición de sarpullidos en los locutores, su libro de estilo aconseja sustituir de forma permanente el vocablo España por estado, por más que este último término deba referirse en exclusiva a las instituciones de aquella.

Por no decir “una empresa española” dicen “una empresa estatal”, sin importar que sea privada; y por evitar decir “el ciclista español”, yo he oído decir “el ciclista estatal”, como si fuera ciudadano y vecino del Ministerio de Obras Públicas. No son los únicos. Un comunicado de una entidad financiera afirmaba su intención de continuar expandiéndose por Francia y por el Estado (sic). Cosas veredes, Sancho.

Volviendo a la noticia, hay quien afirma que la petición es absurda, que las familias no pueden ir trayendo hijos al mundo para cederlos al estado cuando no pueden con ellos. Tienen su parte de razón. Lo malo es que si la Administración ha intervenido –como lo ha hecho hace pocas fechas- para suspender a unos abuelos la tutela de un niño por encontrarlo excesivamente obeso, parece razonable pensar que tal preocupación por el bien de la infancia debería extenderse a algo más que a vigilar el contorno de sus cinturas.

El caso es que comenzamos a preguntarnos cómo hemos llegado a esta situación. Hay teorías para todos los gustos, aunque hay una que se abre paso a marchas forzadas: la teoría de la inhibición. Por efecto pendular de la educación recibida en la dictadura, se ha querido eliminar cualquier vestigio de principios y de firmeza en las relaciones familiares. Eso por un lado. Y por otro, se ha delegado en el profesorado la educación de los hijos. Pero con una particularidad. Que en esa transferencia se ha excluido la autoridad. Y si un profesor se ve desautorizado por los padres de un alumno al menor castigo que inflinge a éste, automáticamente queda reconvertido en funcionario.

Pero bueno, todavía no hemos tocado fondo. Lo haremos cuando se produzca el caso contrario: que un menor solicite al estado que se haga cargo de sus padres por no poder con ellos, y la Administración le haga caso y los recluya. Llevamos camino.

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