jueves, 23 de febrero de 2012

Ochagavía (II)


Pamplona pertenecía a otro universo, por más que un autobús -la Salacenca- cubriese el trayecto a diario. Ninguno de mis sueños llegaba hasta allí. Era el extranjero, la ciudad ajena a donde cada curso se desplazaban docenas de seminaristas a estudiar lo que yo pensaba que era algo sublime y luego me enteré que no era más que formación profesional.

Ochagavía disponía de todo lo que un niño puede demandar. Menos futuro. Así que me vi trasladado a San Sebastián a construirlo. Pero regresaba al pueblo al comienzo de cada verano. Y lo hacía nervioso, con una ansiedad amasada durante todo el invierno. Ochagavía era la vuelta a la libertad.

Las primeras noches dormía con sobresaltos, hasta acostumbrarme de nuevo al ruido constante del río y al esporádico de las campanas de la iglesia, que señalaban los cuartos y las horas. Pero me despertaba alegre. Allí, de nuevo era dueño de mi tiempo. Un día daba para todo, para jugar en el frontón, para bañarse, para ir en bici a Ezcaroz o a Izalzu, para pescar chipas, madrillas o truchas… También para encender los primeros pitillos y para fijarse en las chicas que, como yo, iban a pasar el verano, y que las denominábamos “las veraneantas”. Al anochecer, nos juntábamos chicos y chicas para reírnos y hacer planes. Ya queríamos jugar a ser adultos.

Mis padres permanecían en San Sebastián, y la tía con la que convivía en Ochagavía era una mujer moderna –incluso hoy lo sería-, lo que le dotaba de un cierto exotismo. Ahora, viéndola en la distancia, diría que era una mujer librepensadora, que toreaba con la necesidad y practicaba una religión prêt à porter. Si el párroco era un remedo rural y tosco de Pío XII, mi tía era comparable a Juan XXIII. Murió hace muchos años, cuando yo era ya adulto. Se sorprendería si supiera que todavía le sigo estando agradecido.


1 comentario:

  1. ¡Cuánto tiempo de todo ello y qué recuerdos tan tiernos! De la niñez y de este escrito tan entrañable.

    ¡Ánimo Javier! Sigue desempolvando la historia y destripando la actualidad.

    ResponderEliminar