viernes, 24 de febrero de 2012

Ochagavía (y III)


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Los danzantes en Muskilda (Diario Navarra)

Las fiestas de Ochagavía se celebran el 8 de septiembre. Una fecha deseada y temida. Deseada, pues las fiestas suponían más gramos de comida y de permisividad, más propinas, música y danzantes. Por la mañana se subía a la ermita de Muskilda, los chavales corriendo, sorteando los arbustos de boj de los alcorces y espantando algunas cabras, y a las noches nos extasiábamos con los fuegos artificiales: unas ruedas de petardos que giraban sujetas a un poste hasta consumirse y que llenaban el pueblo de chispas, de ruido, de humo y del inconfundible olor a pólvora. Era un paréntesis, una ruptura pactada con la austeridad del resto del año. Pero también una fecha temida, decía, porque significaba que el verano tocaba a su fin.

Unos días después madrugaría de forma inusual –antes de las siete de la mañana- para coger la Salacenca y volver a San Sebastián. Y a esa hora, mientras el pueblo comenzaba a desperezarse, yo me acurrucaba en el asiento del autobús preso de una enorme sensación de soledad. Me sentía arrancado por la fuerza de mi hábitat, separado por fuerza de mis amigos, de mi bicicleta y del trozo del río donde nadábamos. Echar cuentas de los meses que me quedaban para volver, era hundirme en la desesperación. San Sebastián me parecía una ciudad prescindible, inhóspita. Por fin, el autobús arrancaba y atravesaba el pueblo a poca velocidad. Cuando cruzaba el puente de San Martín y comenzaba a acelerar, justo donde se forma el río Salazar, yo volvía invariablemente la cabeza para ver encogerse las casas del pueblo.

Cuando las perdía de vista, al pasar junto al cementerio, no me veía con fuerzas de sobrevivir hasta junio del siguiente año. Había dejado el verano en Ochagavía y, unos pocos kilómetros después, sentía que el otoño había irrumpido en mi ánimo de forma demasiado súbita, dejándome desarbolado.


4 comentarios:

  1. ¡Sabía yo que la Virgen de Muskilda iba a aparecer!
    Como dice Bittor, entrañable.

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  2. A la Virgen de Muskilda se le canta esta canción, tan apreciada por mi amigo Rafa Azurza:

    Montañas de Salazar
    campos de valor y fe
    dadme nuevas de mi Madre
    la Madre que tanto amé.

    Ella en mi niñez
    mi cuna meció
    por eso desde niño
    siempre la quise yo.

    Es la Virgen de Muskilda
    mi consuelo en el penar
    es el amor de mi alma
    desde que yo supe amar...

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  3. Hola¡ tienes la partitura de montañas de Salazar?

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