viernes, 10 de febrero de 2012

Sobra incienso

4 Diciembre 2006
Tenemos en Bilbao, más exactamente en Getxo, un autor al que le acaban de conceder el Premio Nacional de Literatura por su reciente obra "Verdes valles, colinas rojas". Se trata de Ramiro Pinilla, cuya primera novela, "Las ciegas hormigas", una obra de culto, se llevó con justicia el Premio Nadal de 1962.

Hace años, en una entrevista, Ramiro Pinilla se manifestaba contra la religión, mejor dicho, contra los continuos intentos del hombre por sacralizar, por convertir todo en religión. El amor, la amistad, la patria..., todo aquello que pretende nuestra felicidad o nuestra desgracia. Proponía una vuelta al paganismo y ponía como ejemplo a los animales.

No decía nada nuevo. Antes que él, Walt Whitman dejaba en sus poemas ideas semejantes: "Me gustan los animales / No se amargan ni se lamentan por su destino / No permanecen despiertos en las tinieblas llorando sus pecados...".

Últimamente se dicen cosas exactamente en el sentido opuesto. Se le está dando al atleta popular un barniz heróico que conviene disolver cuanto antes, sobre todo porque es falso. La épica está en muchos rincones de la vida, pero no desde luego en las aficiones que abrazamos los componentes de una sociedad opulenta.

Correr, nos guste poco o mucho, es una actividad ociosa. Y sólo falta que también pongamos incienso en el ocio.

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