jueves, 16 de febrero de 2012

El Baracefano

Una parte del Baracefano
Formo parte de un heterogéneo grupo de atletas populares, el Baracefano. Somos 27 personas, no todas en activo, porque los años y los kilómetros se encargan de que nuestras articulaciones nos obliguen a prolongados descansos. Lo más jóvenes rondan los 30 años, como Mikel Beristain, Lupo Cuña, Iker Alzate, Gorka Arenaza, Aitor Bellosillo, Ion y Gorka Busto. Luego la edad va creciendo hasta llegar a un par de jubilados: Vicente Mier y el que esto emborrona. Y entre medio tres chicas: Karmele Mitxelena, Aszen Lakarra y Kontxi Martinez, y el resto de la tropa: Arkaitz, Txema Lakidain, Iñaki Almandoz, José Mari Amundarain, Igor Ayerbe, Josema Brosa, Juan Carlos Fano, Pepelu Fonseca, Carlos Hernando, Igor Zabalbeitia, Mariano Arrazola, Iñaki Zubimendi, Mikel Calatayud, Pello Esnaola y Rafael Azurza.

En lo profesional, todos son de cuello blanco: bancarios y médicos la mayoría, más algún aparejador, algún funcionario y un empresario. Las citas para correr son los martes y los jueves, a las 15’15h. en la puerta del Velódromo de Anoeta. Los recorridos son variados, entre 10 y 15 kms. La costumbre es hacer la ida charlando y la vuelta jadeando.

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En Santiagomendi
Además de atletas, tenemos espléndidos nadadores, como Pello –sobre todo-, Aszen y Beris; ciclistas ocasionales, como Aitor, Igor Zabalbeitia, Mikel, Mariano, Beris, Pello –estos dos últimos también compiten en triatlón- y yo mismo. Algunos son esquiadores, como Carlos, Mariano, Kontxi, Mikel Calatayud, Pello y los hermanos Busto; y tenemos a dos cocineros excepcionales: José Mari Amundarain y Josema Brosa.

Si para correr siempre hay bajas -cada vez más numerosas-, cuando se convoca cena la asistencia es multitudinaria. Los dos chefs, con la ayuda de Fano y Pepelu, suelen preparar unas cenas soberbias. Como somos atletas, que no cartujos, tras los postres –si hay suerte, tartas elaboradas por Aszen-, Juan Carlos se encarga de preparar unos gin-tonics para hidratar al personal, mientras las cajetillas de tabaco van de mano en mano y se organizan ruidosas partidas de mus. Es habitual que los veteranos, también en esto, les demos caña a los jóvenes.

A veces incluso se canta. Textos irrreproducibles, of course.

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