viernes, 10 de febrero de 2012

La deslealtad

29 Enero 2007
Amigos en el entrenamiento, rivales en la competición. Es ésta una frase común en el atletismo, un deporte estrictamente individual. Frase común, pero no siempre comprendida. Acordémonos de la casqueta de Martin Fiz. Era el Campeonato del Mundo de Marathon en Grecia y pretendía que Abel Antón le diese algunos relevos. Éste le dio uno solo y letal, el que necesitaba para alzarse con el triunfo.

Quien bautizó a nuestro deporte con el nombre de atletismo sabía lo que se hacía. Su significado se deriva del griego "athlon", lucha. Es decir, el atletismo no es jugar al corro de las patatas, es competir. Contra otros o contra uno mismo –a menudo el peor adversario-, pero competir. Y casi todo el mundo se deja el higadillo en la tarea.

Digo casi todo, porque siempre hay alguna excepción. Como la de Ignacio Zuzuarregui, cuya excepcional calidad le permitía hacer un maratón en 2h. 39m. sin mayor esfuerzo y sin darle la menor importancia, y capaz de desdeñar el crono en innumerables carreras por esperar y acompañar a cualquiera de sus amigos.

Pero el que esta forma de proceder me parezca generosa –sobre todo por haber sido uno de los beneficiados- no quiere decir que lo contrario me parezca mal. En el atletismo, la aspiración de ganar al compañero, incluso soltando algún codazo si nos estorba deliberadamente, no es comportarse con deslealtad. En otros lugares, sí. Sin ir más lejos, en el mundo de la empresa, donde el afán desmedido por ganar –posición, dinero- hace que algunos gestos, codazos incluidos, además de dolorosos sean casi siempre desleales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario